“Las elecciones legislativas no existen como tales. Ningún votante cree que está eligiendo a legisladores o a su representante político en el Parlamento. Todos los que intervienen en el proceso electoral -Partidos, medios de comunicación, agencias publicitarias, candidatos de lista, encuestas de opinión, sentido de las campañas y votantes- saben a la perfección que se está eligiendo al Presidente del Gobierno. Lo dramático no está en tan burda maniobra electoral, ni en que la mayor parte de los actores no sepa el rol cómico que desempeña, sino en que la corrupción moral e intelectual de toda la clase dirigente está inscrita con letras de bronce en el libreto de la farsa política representada en el escenario de la elección proporcional. Los intelectuales tienen tal admiración por los hombres de acción triunfante, que ni siquiera se detienen a pensar en la naturaleza de la circunstancia que los eleva. La tarea llevada a cabo por honestos historiadores para desmitificar los actos bélicos victoriosos, no hizo escuela en la ciencia política. Las votaciones en la partidocracia que, sin elegir personas fuera de la lista, entregan el poder ejecutivo al jefe del partido mayoritario, son mágicas.
Cuando los gobiernos eran representativos de la sociedad todo el mundo sabía cuál era la naturaleza del acto electoral. La representación política del diputado de distrito, aunque no se basara en mandato imperativo de los electores, seguía teniendo la claridad de los tipos voluntarios o legales de la representación jurídica. Pero este modo de pensar los actos políticos por su analogía con los jurídicos, se derrumbó después de la guerra mundial, cuando los pueblos perdedores adoptaron el sistema de listas de partido para votar, sin poder elegir separadamente a legisladores y gobernantes. Ya no era posible pensar en mandato representativo, pues había desaparecido todo vestigio de representación, ni en cuasicontrato de gestión de negocios ajenos sin mandato, pues la aprobación del resultado electoral equivale a ratificación. En concreto, ratificación electoral de diputados-cargos.”
Antonio García-Trevijano Forte
TEORÍA PURA DE LA REPÚBLICA
EL FACTOR REPUBLICANO
Elecciones
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